En noviembre de 2019 nos trasladamos al campo de refugiados de Moria, ubicado al este de la isla griega de Lesbos. Este campamento, a menos de 30 kilómetros de la costa de Turquía, llegó a ser el de mayor tamaño en Europa antes de que un incendio el pasado septiembre lo destruyera. Y es que allí, según cifras extraídas de la cadena BBC, se llegaron a hacinar por esas fechas un total de 13.000 personas, cifra que cuadruplicaba su máxima capacidad.
¿Qué labor desempeñamos en este campo de refugiados? Durante las dos semanas que duró nuestra acción, cuatro miembros de EKINBIDE dimos formación en extinción de incendios a personas refugiadas, a la par que acondicionamos tejados de los contenedores convertidos en “viviendas” que dan cobijo a varias de estas familias.
Trabajamos codo con codo con la fundación WATERSHED. WATERSHED defiende las que consideramos son las mínimas condiciones humanitarias que se deberían ofrecer a aquellas personas que huyen de zonas en guerra, como son el derecho al agua, a instalaciones sanitarias y un refugio seguro.
En ese período de tiempo pudimos no solo ver, sino también constatar, las duras condiciones de hacinamiento a las que se enfrentan las personas refugiadas, su desesperación ante la dilatación de los procesos de solicitud de asilo así como el miedo de muchos niños que han viajado solos durante miles de kilómetros para volver a juntarse con sus familiares al otro lado del mundo.
Y sin embargo, también fuimos testigos de los actos más nobles que las personas podemos llevar a cabo, como son la solidaridad y la comprensión entre iguales. Porque hasta en un lugar tan duro, reinaba la esperanza. Estas son las razones que más nos marcaron y el impulso que nos anima a seguir trabajando día a día.